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domingo, 27 de octubre de 2013

Paciente implicado,paciente seguro

Los aspectos relacionados con la mejora de la calidad asistencial son una de mis grandes pasiones. No en vano, ocupa un lugar muy importante dentro de las de las tareas que desempeño en mi centro de trabajo. De todos es bien sabido que la seguridad del paciente es una de las dimensiones de la calidad más importantes, si no la que más, y en los últimos años ha adquirido una merecida relevancia. Estos días he tenido la oportunidad de asistir al XXXI Congreso de la Sociedad Española de Calidad Asistencial donde este extremo ha sido ampliamente corroborado.
A nadie se le escapa que administración, entidades sanitarias y profesionales están realizando un esfuerzo titánico a la hora de implantar líneas y proyectos relacionados con la seguridad del paciente en una época donde la inversión en estructura y organización está llegando a niveles mínimos preocupantes.La higiene de manos, la identificación de los pacientes, la lista de verificación quirúrgica o la notificación de errores son solo algunos de las líneas implantadas en pro de la minimización de eventos adversos derivados de la asistencia sanitaria. El aspecto clave para que todo este sistema funcione es el calado de la cultura de seguridad en las organizaciones.Si no somos conscientes de que podemos equivocarnos, no seremos capaces de implantar barreras que dificulten el error. Las organizaciones deben por tanto invertir parte de sus recursos en "meter el gusanillo" de la seguridad del paciente en sus profesionales y personal en general.
Lo cierto es que todo esto es muy loable y sin duda necesario pero, ¿qué papel juega el paciente en todo este engranaje?. Nos llenamos la boca de que el paciente es el centro del sistema pero la mayoría de nuestras acciones demuestra que estamos más pendientes del profesional sanitario o la enfermedad que del enfermo en sí, y en seguridad del paciente la situación no es diferente. Bajo mi punto de vista, el paciente debe jugar un papel primordial en defensa de su propia seguridad, un papel activo que sea considerado una barrera más del sistema. Porque, ¿es consciente el paciente de que sólo el 50% de las listas de verificación quirúrgica están correctamente cumplimentadas? ¿Sabe el enfermo que la higiene de manos es la medida más efectiva para evitar el contagio de infecciones intrahospitalarias? ¿Somos acaso conocedores que la ausencia de dolor es un derecho?
Es muy posible que la mayoría de los ciudadanos desconozcan esta realidad y que su actitud a lo largo del proceso asistencial sea pasiva o ,como mucho,reactiva pero pocas veces proactiva.Pues bien, ha llegado la hora de promover un cambio de mentalidad en nuestros pacientes y sus familias  con el objetivo de que formen parte activa del proceso asistencial y se conviertan en guardianes de su propia seguridad. Pues sí, ha llegado la hora de que nos exijan que nos lavemos las manos antes de atenderlos, de que marquemos la rodilla que les vamos a operar y que les mostremos el plan analgésico previsto para después de la intervención. O ¿ embarcaríais en un avión si supierais que sólo se ha revisado parte del aparato?